Somos lo que comemos. La caída de cabello tiene una relación muy directa con los nutrientes, ya que el mantenimiento y recuperación de los tejidos dependen de estos.
Aunque la caída diaria es algo natural, pueden haber áreas afectadas donde no surja el cabello. Para evitar esto, la proteína de alto valor biológico promueve con mayor facilidad la regeneración de tejidos. Esta se encuentra en productos animales como carnes rojas, pescado, huevos, leche o yogurt.
Los micronutrientes también juegan un papel importante en el fortalecimiento del cabello. Vitaminas como la C y B, son precursoras de las proteínas en el cuerpo. Estas pueden encontrarse en cítricos, así
como en frutos secos, legumbres, y algunos mariscos. Adicionalmente se sugiere el consumo de alimentos con zinc y hierro. Algunos alimentos que los presentan son el arroz integral, semillas de calabaza, espinacas, berros o acelgas.
Se ha demostrado que en general, el pelo de las personas que fuman es de peor calidad. La circulación sanguínea de los consumidores de tabaco está alterada por la vasoconstricción. Esto es, por el estrechamiento (constricción) de vasos sanguíneos por parte de pequeños músculos en sus paredes. La consecuencia de esta situación: Los nutrientes no llegan con normalidad a los folículos pilosos. Esto hace que su salud no esté al 100%. Están más resecos, menos elásticos y eso hace que se vean con peor aspecto y estén quebradizos.
Eso no es todo. Es un hecho constatado que a los fumadores se les cae más el pelo y así lo han verificado varios estudios.
El alcohol también compromete la supervivencia de los implantes capilares e igualmente pone en riesgo la cirugía. El etanol también afecta a las plaquetas (encargadas de la cicatrización) y además su consumo produce deshidratación. Esto afecta al cuero cabelludo y a la salud del cabello.
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